LITERATURA INICIÁTICA

 La invención de Morel 

-Adolfo Bioy Casares-


Escrita en 1949 por Adolfo Bioy Casares. La obra, ya es un  clásico de la literatura fantástica y de la ciencia ficción. En el prólogo, Jorge Luis Borges expresa, respecto de su trama, que no le parece «una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta»
En su fuga desesperada un fugitivo encuentra la isla perfecta para ocultarse; parece desierta aunque pronto descube que está acompañado. Teme que lo habitantes puedan entregarlo a las autoridades y se refugia en los pantanos del lugar. Poco a poco se encuentra con extraños e inesperados fenómenos: una leproso vegetación, animales muertos y todo un paisaje apocalíptico de lo que se supone floreció en otro tiempo. Las ruinas de un lugar de retiro turístico de lujo. La única certeza es que hay una especie de enfermedad cuyos síntomas se parecen a la peste, el envenenamiento o la radiación.
Entre los habitantes de la isla se encuentra una mujer que contempla el atardecer todos días desde un acantilado. El fugitivo se enamora de ella, su nombre es Faustine; pero la mujer como el resto de los habitantes no lo registran. Nadie percibe su presencia, están tal vez en distintos planos de la realidad.
El fugitivo acechado por la locura ensaya múltiples teorías para poder explicar el comportamiento de la isla. Más tarde cuando le es revelada la verdad, entiende que la siniestra máquina de Morel es la responsable de todo, que multiplica como los espejos  la realidad y que tal vez pueda ayudarlo a comunicarse con su amada.
La novela es un diario o informe de las aventuras de un prófugo. Al lector le llega este informe de la mano de un editor que se permite disentir, corregir y señalar la información que aparece narrada a lo largo del diario.
La obra exige un lector que sea capaz de asumir estas ficciones de «imaginación razonada». La realidad se vuelve un campo incierto que se irá modificando lentamente desde la ficción.
La propuesta de Bioy Casares  es involucrarnos de alguna manera con el editor que lee el diario de un alucinado suicida y lo acerca a los lectores. La ficción no depende solo de quien la construye sino también de quien la lee.                        La acción de la obra aparece mediada por narradores y lectores múltiples que interpelan al lector a involucrarse participando en el ciclo infinito que provoca ese artificio. Los discursos se complementan para entramparlo en una realidad que subvierte la suya propia
El amor, la eternidad, los múltiples artefactos que el hombre a creado para detener el tiempo, para esculpir en él y vencer su devenir inexorable son parte de la mágica tenacidad que atrapa a Morel en este laberinto.
La máquina de escritura/lectura/edición/ lectura… se equilibra para alcanzar la perfección. Esta perfección está dada por el movimiento circular de una colección de textos que nos invitan a cruzar los mundos del sueño y la vigilia, lo fantástico y lo real para construir una  máquina de lectura que supere a la invención de Morel.

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